sábado, 23 de marzo de 2013

Cuencos Tibetanos (I)

.... Un anciano Lama, sabio y pacífico, desde lo alto del monasterio está en un estado de meditación profunda. Irradia luz. En su regazo sostiene un cuenco. Es un cuenco especial: está hecho con los siete metales que forman el sonido cósmico. este cuenco lo hizo él mismo, con sus propias manos, siguiendo las instrucciones de su maestro cuando hace muchos años éste le dijo que iba a ser iniciado en el sonido sagrado.
Su estado de meditación es tan profundo que el cuenco que sostiene forma parte de su campo áurico y energético; a través del latido de su corazón entra en resonancia primera con la composición noble de este cuenco.

El anciano lama sitúa el cuenco delante de él sobre un pequeño cojín de tela anaranjada. Une sus manos, cierra los ojos e inclina su cabeza haciendo una reverencia al cuenco, su cuenco de tantos años.
A continuación , y siguiendo con los ojos cerrados, saca de una bolsita que lleva colgada al cuello un pequeño frasco. De este frasco derrama unas cuantas gotas en la palma de su mano. Seguidamente toma el palo de madera noble que está a su derecha y lo unge. Sus movimientos son serenamente lentos. Está llevando a cabo un ritual que, aunque lo repite con frecuencia, siempre lo hace con la misma reverencia y con el mismo respeto.
Toma de nuevo el cuenco en sus manos e introduce el palo de madera ungido, en un acto de total respecto y amor, dando un pequeño golpe en el interior del cuenco, sintiendo cómo resuena armónicamente en sí esta vibración, esperando hasta que dicho sonido se apaga por completo, para comenzar a hacer circular el palo de madera por el borde del cuenco.
Así algo mágico ocurre: es un sonido celestial, es una vibración que sólo se puede lograr con este instrumento, es una vibración especial que posee color y que forma ondas expansivas y circulares cada vez más amplias. Estas ondas circulares van expandiéndose y expandiéndose, agrandándose en un doble movimiento: ascendiendo y descendiendo formando un vórtice hasta el cielo, abriendo una puerta, un canal circular cuyo vórtice está donde se encuentra el lama, y desde él desciende de igual manera, formando círculos cada vez más amplios que van rodeando todo el lamasterio, y sigue esta expansión de sutil vibración hasta abarcar toda la montaña, todo este lugar que permanece inmune, toda la zona sagrada del Tíbet, en el lugar más alto de la tierra, en el lugar más sagrado del planeta. El lugar donde existe una comunión de las energías más elevadas de las conciencias de Luz de otras dimensiones y que se arraigan en esta zona sagrada, inaccesible y todavía no tocada por esta llamada "civilización", con su aceleración y sus actitudes violentas, discordantes e inarmónicas.
El anciano sigue en meditación profunda y por primera vez, después de tantos y tantos amaneceres repitiendo este mismo ritual sagrado, se da cuenta, percibe que estas ondas expansivas han ido más allá de la montaña sagrada, más allá de su Tíbet amado, más lejos... y es este mismo sonido sagrado el que le transporta de manera circular, armónica, suave, profunda y mágica a una visión no muy lejana en el tiempo pero muy real.... Se ve a sí mismo haciendo este mismo movimiento, pero ya no está en su amado Tíbet, ni sus rasgos son ya orientales .... Empieza a comprender que este Sonido seguirá siendo Sagrado aunque la Tierra Sagrada del Tíbet sea profanada. Y siente que nada se perderá; todo el conocimiento, toda la sabiduría y todo lo sagrado se expandirá como este sonido, llegando a todos los países.
Observa cómo todos los ancianos lamas se encarnarán en diferentes países, razas y sexos.... pero todos ellos seguirán unidos por un mismo vínculo y amor al sonido sagrado del cuenco.
En su corazón sabe que el espíritu del Tíbet, la Llama de la Sabiduría que anida en él jamás podrá ser destruida por la barbarie, la invasión ni la destrucción de sus recintos sagrados. Hoy en día más que nunca la Luz del Tíbet está presente en la mayoría de los países del mundo, tanto occidentales como orientales, apoyando, fomentando y expandiendo la tolerancia, la paz, la no violencia y compartiendo sus enseñanzas, sus cantos y sus sonidos sagrados con todos aquellos quienes recorren, también de este modo su propia evolución espiritual.
El anciano abriendo los ojos sonríe feliz, siente amorosa ternura por este ser occidental que le espera en apariencia tan distinta a su actual imagen, y que será él mismo en ese futuro próximo, haciendo cantar de nuevo "el sonido sagrado a través de los cuencos tibetanos".




Los cuencos tibetanos tienen su origen como utensilios de cocina usados por la sociedad Shamanica Bon Po. Esta sociedad eran los habitantes de la zona del Tíbet antes que los monjes Budistas. Fueron estos los que dieron a los cuencos un uso ritual para entrar en estados meditativos y equilibrarse energéticamente. 


Actualmente, los cuencos Tibetanos se usan para realizar meditaciones, acompañar Mantras y como terapia vibracional y energética. El sonido que desprende un cuenco, recuerda al mantra OM, que es la vibración básica del universo de donde proviene toda la creación. De esta forma, al hacer sonar un cuenco estamos sincronizando nuestra energía con la del Universo. 


Antiguamente los cuencos estaban realizados de siete metales, que se correspondían con los siete planetas que se conocían en la época de su elaboración. 

Oro……………………………….…………… Sol

Plata……………….………………….……… Luna

Mercurio……………………………….....….. Mercurio

Estaño………………………………….…… Júpiter

Plomo……………….………………..….….. Saturno

Hierro……………….………………..….….. Marte

Cobre……………………………………..… Venus

Actualmente se suelen fabricar con tres metales; cobre, bronce y hierro o cinco metales; Estaño, plomo, cobre bronce y hierro. Aún se pueden encontrar cuencos antiguos de siete metales, o cuencos fabricados en base a cuencos antiguos que se han vuelto a fundir. Pero cabe remarcar que son difíciles de encontrar y su precio no es nada económico. 

Respecto al proceso de fabricación, se pueden distinguir dos clases de cuenco. Los cuencos fabricados a mano por artesanos y los cuencos fabricados en molde. Antiguamente los cuencos eran fabricados a mano por monjes Budistas, su fabricación era más ritual y se decía que en el cuenco quedaba impregnada la energía y el alma del monje Budista que lo realizaba. 

Existen muchos tamaños de cuencos, al igual que diferentes espesores. Esto tiene como resultado una infinidad de sonidos diferentes, sobretodo en los cuencos realizados manualmente, cada uno suena de forma distinta, por ello se suele decir que los cuencos tiene alma. A nivel Terapéutico no existe diferencia entre un cuenco realizado manualmente o uno realizado en molde. Respecto al sonido, los cuencos pequeños tienen un sonido mucho más agudo, en los cuencos de mayor tamaño predominan los sonidos graves. 

A la hora de hacer sonar los cuencos, existen dos técnicas. Con cada una de esta técnica obtenemos un sonido característico y muy diferenciado el uno del otro. La primera técnica es la de percusión. Esta técnica consiste en golpear el cuenco en el borde externo o interno. Normalmente se suele usar una baqueta de madera o forrada con piel, aunque existen gran variedad de ellas. También se puede realizar esta técnica golpeando el cuenco con la uña o con la mano. Esta técnica es la mas sencilla de realizar. La segunda técnica, algo más compleja, consiste en deslizar la baqueta por el borde del cuenco, llamada técnica de rozamiento, con esta técnica se consigue hacer “cantar” al cuenco. Para realizar esta técnica se debe hacer deslizar la baqueta por el borde del cuenco, en el tercio superior, ejerciendo una presión y velocidad constante. Cuanto más espesor tenga nuestro cuenco mas nos puede costar obtener resultados en esta técnica. La técnica de rozamiento es la que consigue unos resultados más espectaculares a nivel de sonido. 

Respecto a las terapias que se pueden realizar con los cuencos, existen tantas como terapeutas que las realizan. Hay terapeutas que ponen los cuencos encima de personas, los hay que no. Hay terapeutas que combinan estas terapias con Reiki, con minerales, con cartas del Tarot……. Todas las terapias vibracionales se pueden combinar. 

Las terapias con cuencos Tibetanos aporta beneficios a varios niveles: 

- A nivel mental, el cuenco ayuda a central la mente en un punto. La mente queda tranquila. 

- A nivel emocional, ayuda a abrir el centro emocional (A escuchar con el corazón) 

- A nivel físico agudiza el sistema auditivo. 

- A nivel espiritual desarrolla la compasión, sobretodo al realizar el tratamiento a terceros y al centrarte en el tratamiento y ponerle la intención ayuda a la tercera persona. 

Pero el tema de las terapias lo dejamos para otra entrada…………….


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